Friday, September 14, 2007

Poco a poco, paso a paso.


Ya van un poco mas de dos meses desde que llegamos a esta ciudad. El primer mes fue un calvario, eterna nostalgia, melancolía progresiva, echaba de menos la comida, la mujer que amo, idioma, mi casa, mi cama, mi baño, mis amigos, el $hile que estaba aprendiendo a conocer y a querer. Haber vivido la mitad de mi vida en Brasil me ha hecho desapegarme de las fronteras convencionales, me considero un “Brashileño”, lo cual por un lado, no me ata a las banderas ideológicas, no me siento ni Chileno, ni Brasileño, pero por otra lado crea serios problemas de pertenencia, puesto que si no soy ni lo uno, ni lo otro, ¿Entonces que soy? Víctor Jara decía “Usted no es na` ni chicha ni limona” refiriéndose a las implicaciones políticas de los indecisos. A ratos pienso en la serie de eventos que han hecho posible que yo haga hasta acá, la decisión de haberme venido ha sido una de las más importante que he tomado, y sin embargo, me arrepiento a veces, sobre todo en los malos ratos, sobre habiendo dejado atrás a la mujer que amo.

Las cosas por estos lados son bastante diferentes, los australianos son tan relajados que a muchos latinoamericanos eso les cae mal. ¿Es raro, no? Por lo menos a los que han estado viviendo acá. Lo primero a lo que tuvimos que enfrentarnos – “nos” refiriéndome a mi familia, padre, madre, hermano, yo – fue a los cambios en los sabores de la comida. Por ejemplo, la mayonesa es dulce, las ensaladas se comen con aderezo, el arroz sabe distinto, los fideos también, la fruta y la verdura están adulteradas genéticamente para que duren más, solo hay una marca de jugo en polvo – “Tang” –, las hamburguesas, vienesas y carne saben distinto, las salsas de tomate son tan variadas y con tanto sabores que no sabíamos cual elegir, y lo mismo para muchas otras cosas de las comidas diarias, hay tanta variedad – al igual que en Chile – que a veces es difícil saber que comer, o, que se esta comiendo. Por otro lado, los tiempos son distintos, todo el mundo, al menos la gran mayoría se levantan temprano, y se acuestan temprano, los fines de semana la gente sale a bares o pubs, los cuales solo abren hasta las 3 o 3 y media de la madrugada a mas tardar, olvídense de After hours y demases. Es muy raro que la gente carretee en las casas hasta tarde, y de hacerlo la gran mayoría le pide permiso al vecino, o, al menos le avisa que ese día meterá mas bulla que la normal. Las micros funcionan con horarios, por ejemplo, un numero de micro – la 110 – pasa cada media hora, la primera vez a los 25 minutos de cada hora, y la segunda a los 55 minutos de cada hora – de esta manera pasa a las 1:25, 2:25, 3:25 y así sucesivamente, y la otra pasa a las 1:55, 2:55, 3:55 y así sucesivamente. Por supuesto que las micros no siempre pasan exactamente a los 25 o 55 minutos, pero pasan dentro de los diez minutos de la hora que indican, o sea, entre las 1:20 y las 1:30 es seguro que pase la micro 110, y así para todos los otros horarios. La gente esta acostumbrada a esto, y quienes utilizan el transporte público adecuan su horario al horario de las micros, o, del tram. Este ultimo es como el metro, pero mucho mas pequeño, solo tiene 3 vagones, y anda por la superficie, no debajo de ella – es muy parecido al sistema de transporte utilizado en Canadá y Holanda.

Aun estamos aprendiendo a utilizar el transporte público, aun estamos aprendiendo a elegir los productos de comida que nos gustan, aun estamos adecuándonos a los horarios de todo, aun estamos acostumbrándonos a todo. Poco a poco, paso a paso, aprendiendo, absorbiendo, escuchando, mirando, extrañando y soñando con el día en que volveremos a ese país que hoy se nos aparece como lejano, pero que durante mucho tiempo consideramos nuestro, a ese país que teníamos por hogar, y al cual extrañamente sentía que pertenecía.